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La cápsula de carga Progress MS-31 llega a la Estación Espacial Internacional
La Progress MS-31 a punto de acoplarse a la Estación Espacial Internacional – NASA TV
Poco antes de esta pasada medianoche, poco más de dos días después de su lanzamiento, la cápsula de carga Progress MS-31 se acoplaba automáticamente al puerto superior del módulo Poisk de la Estación Espacial Internacional que había dejado libre la Progress MS-29 unos días antes.
Lleva a bordo un total de 2.625 kilos de carga, que comprenden 1.205 kilos de suministros variados para la Estación y su tripulación en su compartimento de carga presurizado. Además lleva 950 kilos de combustible en sus depósitos. Parte de él será utilizado, si es necesario, para subir la altitud de la órbita de la Estación, mientras que el que sobre será transferido a los depósitos de ésta. Su carga también incluye 420 kilos de agua para el segmento ruso de la estación y 50 kilos de nitrógeno.
El agua el nitrógeno son necesarios porque aunque hay mecanismos de reciclado ninguno es eficiente al 100 % y por eso de vez en cuando hay que reponer. El agua no sirve para el segmento estadounidense porque utilizan diferentes productos químicos para su esterilización y si los mezclas la vas a liar parda. El nitrógeno se va liberando poro a poco en la atmósfera de la Estación para mantener su presión relativa dentro de los límites necesarios.
La Progress MS-31, que la NASA llama Progress 92 porque es la número 92 que llega a la EEI, en realidad es la número 184 de estas cápsulas, que llevan en servicio desde 1978, y desde entonces han dado servicio a varias estaciones espaciales como las Salyut 6, Salyut 7 y Mir.
Permanecerá unos seis meses atracada en la Estación antes de partir para el fin de su misión, que como siempre será con una reentrada controlada en la atmósfera sobre el Pacífico sur en la que tanto la cápsula como su contenido se desintegrarán. El contenido para aquel entonces serán materiales de desecho y ya no necesarios a bordo de la Estación.
El lanzamiento, como es habitual, corrió a cargo de un cohete Soyuz-2.1a. Pero en lugar del habitual acabado gris verdoso y naranja de estos cohetes este iba pintado en blanco porque en principio estaba destinado para Glavkosmos, la subsidiaria comercial de Roscosmos, la agencia espacial rusa.
Aunque ya sea por el aislamiento internacional del país por la invasión de Ucrania, lo que complica conseguir contratos a la empresa, o por los problemas de financiación de Roscosmos en particular y del país en general, también parcialmente atribuibles a la invasión de Ucrania, al final lo ha utilizado Roscosmos.
Logo conmemorativo del 50 aniversario de la misión Apolo-Soyuz – Roscosmos
Un detalle del cohete es que la cofia que protege a la cápsula durante los primeros minutos del lanzamiento llevaba pintada un motivo conmemorativo del 50 aniversario de la misión conjunta Apolo-Soyuz, de la que el próximo día 15 se cumplen 50 años.
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La piedad de los dioses, lo nuevo del autor(es) de The Expanse
La piedad de los dioses (La guerra de los cautivos 1). Por James S. A. Corey. Nova ( 9 de enero de 2025). 471 páginas. En inglés.
El planeta Anjiin está habitado por humanos. Que no saben cómo ni cuando llegaron allí pero siguen siendo muy humanos. De hecho la mayor preocupación de Dafyd Alkhor, el protagonista, son las intrigas entre grupos universitarios de investigación.
Hasta que un día las naves de los Carryx entran en órbita alrededor del planeta y les dicen que han sido conquistados. Y que por si hay alguna duda van a ejecutar inmediatamente a un octavo de la población escogido al azar, cosa que proceden a hacer.
Dafyd sobrevive a esa primera eliminación pero termina, junto con lo que los Carryx consideran lo mejor de la población de Anjiin, prisionero en un planeta en el que los conquistadores mantienen poblaciones de numerosas otras especies que han conquistado.
Y pronto descubre que si quieren sobrevivir, no sólo ellos sino también las personas que quedan en Anjiin, tendrán que demostrar su utilidad para sus nuevos señores o serán eliminados sin piedad. Aunque mientras simula hacer eso Dafyd, que cuenta con un aliado inesperado, empieza a ver la forma de terminar con los Carryx, aún a pesar de que parecen todopoderosos.
La piedad de los dioses es el primero de los supuestamente tres libros que formarán la serie La guerra de los cautivos y marca la vuelta de James S. A. Corey, el autor que no es uno sino dos de The Expanse, a la ciencia ficción, aunque en un universo que nada tiene que ver con aquel.
Pero está a años luz de distancia de la sorpresa que supuso el universo de The Expanse, con una humanidad a duras penas haciéndose sitio en el sistema solar. En esta los Carryx son unos alienígenas todopoderosos más, un tropo bastante manido, y Dafyd tendrá que intentar meterse en su forma de pensar si quiere conseuir sus objetivos.
En cualquier caso me ha parecido una novela entretenida, y sin duda me leeré lo que vaya viniendo.
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