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Air Europa recibe su primer Boeing 737 MAX aunque está pendiente de los correspondientes papeleos para poder estrenarlo
El primer Boeing 737 MAX de Air Europa llegando a Madrid – Alejandro Gutiérrez Martín
Desde hace unos días Air Europa ya tiene en Madrid el primero de los veinte Boeing 737 MAX que tiene previsto incorporar a su flota. Pero siendo las cosas como son aún faltan unos días antes de que estén listos los papeleos que le permitirán entrar en servicio, lo que se estima que ocurra en la segunda quincena de este mes.
El avión recién llegado es el Boeing 737 MAX 8 con matrícula EC-OGS. Air Europa recibirá otros tres a lo largo de este año y para 2027 debería tener ya los veinte que tiene encargados. En la actualidad opera 18 Boeing 737 NG, en concreto en su variante -800, con otros ocho más en la flota de Air Europa Express.
Según la aerolínea los utilizará en rutas europeas de medio radio y, más adelante y de forma eventual, en otras de corto radio entre destinos nacionales.
Aunque de hecho con los casi 6.500 kilómetros de alcance del MAX 8 también podría cubrir las rutas actuales a Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Marruecos o Túnez. En incluso a Nueva York, aunque para esto último tendía que certificar los MAX y sus tripulaciones para operaciones ETOPS, las que permiten cruzar el Atlántico en aviones bimotores. Y por ahora Air Europa no ha indicado que eso esté en sus planes.
En cualquier caso pasarse al MAX supone reducir el consumo de combustible en hasta un 20 % y también las emisiones de carbono, con el objetivo de reducirlas en un 30 % para 2030 con respecto a las cifras de 2015. Los motores LEAP-1B del MAX son también más silenciosos que los de generaciones anteriores, lo que reducirá la huella acústica de sus operaciones en hasta un 50 %.
Sólo que esos planes van con retraso según. Y es que Air Europa encargó sus MAX en 2015 y contaba recibirlos mucho antes. Pero el MCAS se interpuso en sus planes.
Una historia que empieza con mal pieCon la llegada del EC-OGS Air Europa se va a convertir en la primera operadora del modelo en España. Aunque todo parece indicar que en el futuro se le unirá Vueling –sería más raro que esto sucediera también con Iberia– porque su empresa matriz, International Airlines Group, tiene pedidos 50 ejemplares de la familia, con opciones a otros 100 más.
Pero ni de lejos es la primera operadora del modelo. A nivel mundial ese puesto le corresponde a Malindo Air, que empezó a utilizarlo en mayo de 2017. Tampoco es la primera operadora europea; ese puesto le corresponde a Norwegian Air International, que empezó a utilizarlo en julio de ese mismo año.
Así que quizás no sería mucha noticia que Air Europa haya recibido su primer MAX de no ser porque los accidentes del vuelo 610 de Lion Air en octubre de 2018 y del vuelo 302 de Ethiopian Airlines en marzo de 2019 causaron la inmovilización global de la flota 737 MAX desde marzo de 2019 hasta noviembre de 2020.
Ambos accidentes fueron causados por fallos en el funcionamiento y diseño del MCAS, un sistema incorporado por Boeing en el MAX con el objetivo de que su manejo fuera tan similar al de modelos anteriores del 737 que las tripulaciones no necesitaran formación en simuladores para aprender a volar el nuevo modelo.
Una serie de decisiones cuando menos dudosas por parte de Boeing y una escandalosa falta de supervisión por parte de la Administración Federal de Aviación (FAA) de los Estados Unidos permitieron que las tripulaciones al principio tan siquiera supieran de la existencia del MCAS, y mucho menos cómo proceder en caso de que fallara.
El PR-XMA fue el primer MAX en volar tras la inmovilización de la flota en 2019 - Gol
En cualquier caso, arreglados los problemas del MAX y convenientemente formadas las tripulaciones al respecto, los MAX han hecho miles y miles de vuelos sin problemas asociados as MCAS desde que Gol se convirtiera en la primera aerolínea en devolver el MAX al vuelo en diciembre de 2020.
A ello ha contribuido, todo hay que decirlo, que por fin la FAA se ha puesto las pilas en cuanto a supervisar de verdad lo que hace Boeing. Y que las agencias equivalentes en otras regiones y países han tomado buena nota de que no se podían fiar tanto de lo que decía la agencia estadounidense. Así que le han impuesto sus propias condiciones al MAX, como por ejemplo hizo la Agencia Europea de Seguridad Aérea.
Con lo que lo normal es que Air Europa no tenga ningún problema con él y para ir renovando su flota ahora que por fin empieza a recibirlo tras haberlo encargado en 2015. Aunque claro, ¿quién contaba con el MCAS?
Otra cosa será lo que pase con si Boeing termina yendo a juicio o no por los dos accidentes ya citados. La empresa –con el apoyo más o menos disimulado de las autoridades estadounidenses– se está defendiendo como gato panza arriba para evitarlo. Pero el último acuerdo con el Departamento de Justicia de los Estados Unidos al que ha conseguido llegar para librarse de ello está aún pendiente de aprobación por parte del juez.
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Trump retira la candidatura de Jared Isaacman a director de la NASA
Jared Isaacman durante su comparecencia ante el Comité de Comercio, Ciencia y Transporte del Senado el pasado mes de abril - NASA/Bill Ingalls
Siempre he dicho que no me gustaba Jared Isaacman como posible director de la NASA. Pero ahora ya nunca sabremos si lo hubiera hecho bien, mal, regular, o de ninguna otra manera porque la administración Trump ha retirado su candidatura. Si no me equivoco, es la primera vez en la historia de la agencia que sucede una cosa así.
A mí Isaacman, que tiene unas credenciales impresionantes como aero y espaciotrastornado, pues sin ir más lejos es tiene un grado en aeronáutica y es un experimentado piloto, con más de 7.000 horas de vuelo en aviones de varios tipos, no me convencía porque tengo mis dudas de que tuviera lo que hay que tener para manejarse en el entorno altamente politizado que rodea las decisiones que atañen a la agencia.
Además, me parecía un candidato demasiado próximo a Elon Musk, pues Isaacman ha pagado ya de su bolsillo las misiones espaciales tripuladas Inspiration4 y Polaris Dawn, ambas voladas en sendas Crew Dragon de SpaceX. Así que tampoco tenía nada claro que fuera a ser capaz de pararle los pies a las ideas más descabelladas de Musk y, por ende, de Trump.
Sin embargo el proceso para su nombramiento estaba discurriendo sin mayores problemas. Y es que a fin de cuentas, teniendo en cuenta el nivel de los otros nombramientos de la administración Trump, Isaacman estaba claramente por encima de la media.
Pero tiene toda la pinta de que la ruptura del idilio entre Musk y Trump ha contribuido a llevarse por delante la candidatura de Isaacman. Que sí, que se supone que Musk ha dejado su papel en el gobierno de Trump porque se ha terminado el tiempo que el contrato que tenía le permitía estar asociado a él. Pero si Trump hubiera querido se habría pasado por el forro de sus caprichos esa limitación. A fin de cuentas sólo se trataría de una pequeña ilegalidad cuando prácticamente a diario está tomando decisiones de dudosa constitucionalidad.
Probablemente también haya ayudado que el círculo más íntimo de Trump no ve a Isaacman lo suficientemente MAGA. De hecho Isaacman, en respuestas escritas a preguntas de miembros de la Comisión de Comercio del Senado el pasado mes de abril, durante el proceso previo a su ratificación como director de la NASA, dijo que si bien no estaba tomando parte en las discusiones sobre el presupuesto de la agencia, los recortes propuestos, que alcanzan casi un 50% en el caso de la división de ciencia, «no parecían un resultado óptimo.» Y eso por no hablar de que en su momento hizo donaciones al partido demócrata.
Todo eso encaja con estas declaraciones de Liz Huston, una portavoz de la Casa Blanca, decía esto sobre la decisión de retirar la candidatura:
El director de la NASA ayudará a llevar a la humanidad al espacio y a ejecutar la audaz misión del Presidente Trump de plantar la bandera estadounidense en el planeta Marte. Es esencial que el próximo líder de la NASA esté en completa alineación con la agenda América Primero del presidente Trump y un reemplazo será anunciado directamente por el presidente Trump pronto.La respuesta de Isaacman ha sido esta:
Estoy increíblemente agradecido al Presidente Trump, el Senado y a todos los que me han apoyado a lo largo de este viaje. Los últimos seis meses han sido esclarecedores y, sinceramente, un tanto excitantes. He adquirido una apreciación mucho más profunda de las complejidades del gobierno y del peso que soportan nuestros líderes políticos.Puede que no siempre sea obvio a través del ruido y la turbulencia, pero hay muchas personas competentes y dedicadas que aman a este país y se preocupan profundamente por la misión. Esto quedó patente durante mi audiencia, en la que los líderes de ambos bandos dejaron claro que están dispuestos a luchar por la agencia espacial con más logros del mundo.
El Presidente, la NASA y el pueblo estadounidense se merecen lo mejor: un Administrador dispuesto a reorganizar, reconstruir y movilizar a los mejores y más brillantes cerebros para conseguir los avances revolucionarios que cambiarán el mundo y para cuya creación se creó la NASA.
No he volado mi última misión, sea cual sea la forma que adopte en última instancia, pero sigo siendo increíblemente optimista y creo que la humanidad tiene por delante sus mejores días en el espacio. Siempre estaré agradecido por esta oportunidad y animaré a nuestro Presidente y a la NASA mientras nos guían en la mayor aventura de la historia de la humanidad.
Eliminado Isaacman del tablero de juego, y mientras esperamos a ver quién lo sustituye, nominación que probablemente validará una vez más aquello de que otro vendrá que bueno me hará, la administración Trump sigue adelante con su idea de meter un enorme tijeretazo al presupuesto de la NASA, con una lista de misiones que serían eliminadas da miedo.
Sin embargo, la Casa Blanca no decide el presupuesto de la NASA, sino que son el Congreso y en Senado los que tienen la última palabra. Así que toca negociar. Claro que viendo la durísima oposición que están mostrando a las decisiones más polémicas y dudosas de Trump, el asunto no tiene muy buena pinta.
Salvo que todas esas misiones que Trump quieres cargarse suponen dinero y puestos de trabajo en los estados por los que han sido escogidos esos congresistas y senadores que tienen que pararle los pies –o no– a Trump. Y ese dinero y esos puestos de trabajo se traducen en votos de cara a una futura reelección. Así que aunque sólo sea por eso, a ver qué pasa.
Pero dese luego no corren buenos tiempos para la NASA. Ni, en general, para los Estados Unidos. Y no tiene mucha pinta de que la situación vaya a mejorar a corto plazo.