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El presupuesto de la Agencia Espacial Europea para los próximos tres años aumenta en un 30 por ciento, tal y como se buscaba
La sala en la que se celebraban los plenarios del Consejo a nivel ministerial de 2025 de la Agencia Espacial Europea – ESA
No se puede quejar mucho la Agencia Espacial Europea (ESA) de los resultados del Consejo a nivel ministerial celebrado ayer y hoy en Bremen del que tenía que salir el presupuesto de la agencia para los próximos tres años. Iba pidiendo 22.254 millones de euros y se lleva 22.070. Comparado con los 16.900 millones de euros aprobados en el ministerial de hace tres años es un aumento de un 30 %.
Las propuestas iban repartidas en cinco bloques principales:
- Proteger nuestro planeta y nuestro clima, dotando a Europa de una visión desde el cielo para supervisar los cambios medioambientales y comprender las amenazas que afectan profundamente a nuestro mundo.
- Explorar y descubrir, lo que es el objetivo principal de la agencia desde su fundación hace ya 50 años a través de sus misiones científicas.
- Fortalecer la autonomía y la resiliencia mediante el desarrollo de redes de comunicación avanzadas y capacidades europeas de observación y navegación líderes en el mundo.
- Impulsar el crecimiento y la competitividad fomentando un ecosistema educativo, tecnológico e industrial dinámico en todos sus Estados miembros.
- Inspirar a Europa a través de la educación, la cooperación y misiones líderes en el mundo.
Y este es el reparto por partidas principales una vez terminado el consejo:
Un vistazo rápido comparándolas con lo que se había pedido deja ver que la peor parada ha sido la de Exploración humana y robótica, a la que, aunque aumenta, le «faltan« casi 800 millones de euros. La de Transporte espacial, por su parte, gana 544 millones lo que la hace una de las más beneficiadas junto con Observación de la Tierra y Navegación que se llevan, respectivamente, 593 y 629 millones más de los pedidos.
Alemania, Francia e Italia son, por ese orden los tres países que más contribuirán al presupuesto de la agencia, igual que en el trienio anterior. Por eso, sin duda, las tres plazas a la Estación Gateway que la ESA ha negociado con la NASA serán para astronautas de esos países, empezando por Alemania.
Aunque me sigue pareciendo bastante increíble que la ESA no tenga asegurada una plaza en una misión a la superficie de la Luna teniendo en cuenta que sin el módulo de servicio europeo las cápsulas Orión de la agencia estadounidense no van a ningún sitio.
Eso sí, estamos hablando de Artemisa IV como pronto, así que a saber si y cuándo se lanza esa misión vista la actitud de la administración Trump en general y respecto a la NASA en particular en cuanto a cumplir con sus compromisos.
De todos modos en ese sentido parece que hay buenas noticias y que la agencia estadounidense ha confirmado su compromiso de proporcionar el cohete, las unidades de calor de radioisótopos y los motores para el aterrizaje del rover Rosalind Franklin. Eso sí, a la misión aún le faltan unos 450 millones de euros que tendrán que apoquinar los estados miembros de la ESA si quieren que por fin la misión despegue –por fin– en otoño de 2028.
Una consecuencia del aumento de presupuesto de la partida de Transporte espacial es que el Desafío Europeo de Lanzadores (ELC, por sus siglas en inglés) se ha llevado 900 millones, que es bastante más de lo pedido. Así que la agencia tendrá que pensar en qué los va a invertir ahora que le «sobran».
En definitiva, los resultados han sido muy buenos para la agencia, que en los próximos años irá haciendo uso de su nuevo presupuesto hasta el próximo ministerial, que se debe celebrar en 2028 a estas alturas del año. Aunque en cualquier caso hay un acuerdo para celebrar una nueva reunión de los ministros antes del primer trimestre de 2027 si el contexto geopolítico así lo requiere.
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Particle Life: un nuevo mundo virtual para jugar con partículas, hacer experimentos y entretenerse
A quienes les juste todo lo relacionado con los autómatas celulares les encantará descubrir Particle Life, una aplicación que hace buen uso de la GPU del ordenador para recrear un mundo virtual con miles y miles de partículas que siguen unas reglas simples.
Lo mejor de Particle Life es la fluidez de la aplicación que se maneja con un menú, una paleta de herramientas y el ratón. La interacción principal puede ser añadir o borrar partículas, para lo cual se utilizan una especie de «pincel» de tamaño variable y el botón derecho del ratón. A partir de aquí el simulador convierte reglas simples en comportamientos sorprendentemente complejos.
En este curioso universo de partículas las fuerzas básicas dan lugar a estructuras estables, patrones fluidos y transiciones caóticas en tiempo real. Se puede ajustar prácticamente todo: fuerza de repulsión, fricción, modos de borde (normal, infinito o en mosaico), así como los parámetros del pincel para manipular directamente el sistema.
Todo se puede ver en una ventana o a pantalla completa. Simplemente hay que tener cuidado con la cantidad de partículas generadas porque la fluidez depende de que se use la CPU o la GPU y la potencia de ambas. Aquí la cosa puede variar mucho de un equipo a otro, pero es cuestión de ir probando los límites.
El resultado es un entorno altamente configurable en el que experimentar con sistemas complejos y observar cómo emergen patrones inesperados a partir de reglas mínimas.





