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Publicado el informe preliminar sobre el avión que chocó con algo a unos 36.000 pies de altura cuando volaba de Denver a Los Angeles
Se me había pasado que la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) de los Estados Unidos ha publicado ya el informe preliminar [PDF] sobre el avión que chocó con algo a unos 36.000 pies de altura cuando volaba de Denver a Los Angeles.
En concreto se trataba del Boeing 737 MAX8 de United Airlines con matrícula 17327, que llevaba a cabo el vuelo 1093 de Denver a Los Ángeles y que chocó contra algo prácticamente sobre la vertical de Moab, en Utah.
El impacto provocó la fractura tanto del cristal templado exterior como del interior del parabrisas del copiloto, algunos de cuyos restos provocaron cortes superficiales en el antebrazo derecho del piloto.
A pesar de eso el avión no perdió presión, pues entre los dos cristales hay una película conductora calefactora que sirve para descongelar el cristal externo, una capa intermedia de uretano, otra capa intermedia de vinilo, y otra capa intermedia más de uretano,
El parabrisas roto – United Airlines
Pero aún así la tripulación decidió bajar hasta los 26.000 pies y desviarse a Salt Lake City para un aterrizaje de emergencia. Allí el pasaje fue recolocado en otro avión mientras que el avión estuvo algo más de tres días parado en Denver antes de volar a Chicago para ser reparado.
El piloto dijo que había visto el objeto con el que chocaron sobre el el horizonte pero que antes de tener tiempo de avisar a su copiloto se produjo el impacto. También dijo, en principio, que se trataba de un resto de basura espacial, aunque eso siempre pareció poco probable.
Y más cuando a las pocas horas del impacto la empresa WindBorne dijo que habían perdido el contacto con uno de sus globos meteorológicos aerostáticos cuya última altura y posición recibidas eran próximas a las del avión.
Las trayectorias del avión y el globo – NTSB
El informe de la NTSB, siendo un informe preliminar, sólo recoge los hechos y no establece la causa del accidente. Pero en efecto habla del globo, que estaba en una trayectoria prácticamente recíproca a la del avión y a su misma altura, que se desplazaba entonces a unos 733 kilómetros por hora.
La última posición recibida del globo estaba a unos 15 kilómetros del avión. A esa velocidad, aún suponiendo que el globo no tuviera velocidad horizontal, la distancia entre ellos se recorre en apenas un minuto. De ahí que no hubiera tiempo a reaccionar.
Será el informe final el que diga por qué ni controladores ni tripulación tenían constancia de la presencia del globo y el que proponga medidas para evitar que pase de nuevo algo parecido. Pero aún tardaremos en verlo.





