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Development » Deprecations #1680 (stable)
En el Risk, clásico juego de tablero, la mejor estrategia es atacar con uñas y dientes, según las matemáticas
En este episodio de uno de nuestros canales favoritos, Numberphile, entrevistan al no menos admirado Marcus du Satoy acerca de las estratégicas matemáticas del Risk, uno de los arquetípicos juegos de mesa de la categoría de estrategia. TL;DR: ataca a muerte.
Es interesante que James Grime, el entrevistador, no haya jugando nunca al Risk, siendo cuarentón. Yo recuerdo las tardes y tardes de entretenimiento descubriendo cosas curiosas como dónde estaba Kamchatka y cómo calcular probabilidades con los dados para afinar los ataques, aparte de alguna que otra mítica remontada.
En cualquier caso al principio del vídeo se hace un breve resumen de en qué consiste el Risk y cómo lo importante para ver los países y continentes más apreciados es el esquema topológico del mapa. No se habla de su importancia cultural –las referencias son muchísimas– pero, bueno, es un vídeo de mates.
Uno de los detalles en los que más inciden es que en el Risk suelen usarse dos estrategias: están los que juegan a defender y los que juegan a atacar. En las tiradas de hasta tres dados en los que gana el que obtiene resultados mayores que la otra persona, comparando dado por dado y ordenándolos. Por eso durante mucho tiempo se creía que «jugar a defender» era una estrategia superior, porque el empate entre dados beneficia a quien defiende.
Du Satoy explica por qué esto no es así, dado que en esa comparación influye la ordenación de los valores resultantes. Es un problema clásico de combinatoria y probabilidad, que convierte el juego en una preciosidad matemática de topología, con cadenas de Markov y probabilidad básica. La mejore estrategia es atacar todo lo que se pueda.
Investigando sobre esto encontré un viejísimo y probablemente desactualizado FAQ sobre el Risk, donde se habla de las reglas, probabilidades, esperanza matemática y algunos trucos para principiantes (atacar con grupos grandes, empezar por el hemisferio Sur, intentar conseguir Australia –aunque paga poco en cada ronda– y no obcecarse en las misiones. Sobre esto también hay algunas variantes estándar y no tan estándar («reglas de la casa» e inventos de la gente) con nombres tan atractivos como Risk Nuclear Táctico, Risk Marciano o Risk de la Tierras Múltiples. Para investigar si te interesa este tipo de juegos.
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Al «tapón» del fuselaje que salió disparado de un Boeing 737 MAX 9 de Alaska Ailrlines le faltaban los pernos que debían sujetarlo
Esquema del tapón que sustituye las puertas de emergencia – Boeing
La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de los Estados Unidos (NTSB por sus siglas en inglés) acaba de presentar su informe preliminar [PDF] acerca del incidente en el que un Boeing 737 MAX 9 de Alaska Airlines perdió un «tapón» de su fuselaje en pleno vuelo el pasado 6 de enero. Su conclusión: faltaban los cuatro pernos que tenían que impedir el movimiento de esa pieza. Están –normalmente– en las posiciones indicadas como Upper guide fitting y Lower hinge bolt en la l¡ilustración de arriba; uno de cada a cada lado de la puerta.
La NTSB Llega a esa conclusión tras haber analizado el «tapón» en cuestión, recuperado unos días después en el jardín de una casa particular, y el hueco en el que encaja en el avión. Las marcas dejadas y las deformaciones producidas en algunas piezas del conjunto así lo indican.
La ingeniera aeroespacial de la NTSB Leani Benitez-Cardona, y su compañero Matthew Fox, jefe de materiales, estudiando el «tapón» del 737 de Alaska Airlines – NTSB
Esos «tapones» son una opción para variantes del 737 como el MAX 9 que vuelan con una configuración de cabina de pasaje que lleva hasta 189 asientos. Sustituyen a las dos salidas de emergencia que van detrás de las alas con el consiguiente ahorro en peso y mantenimiento; y a las personas que viajen sentadas en las filas correspondientes les ofrece una ventanilla de tamaño completo en lugar de las mini ventanillas de las puertas de emergencia.
Falta ahora saber cuándo, dónde, por qué, y quizás quién los quitó y no los volvió a poner. Pero mientras tanto todas las aerolíneas que operan MAX 9 con estos tapones han tenido que revisarlos de acuerdo con unas instrucciones específicas de la Administración Federal de Aviación (FAA) de los Estados Unidos antes de que pudieran volver a volar; las que tienen el 737-900ER en su flota, que también los pueden usar, han tenido que hacerles también una revisión visual.
La FAA, además, ha abierto una investigación a Boeing sobre los posibles fallos de calidad en el ensamblado de los MAX 9. Y además ha prohibido a la empresa que aumente el ritmo de producción de los MAX mientras no queda todo aclarado a su satisfacción, lo que retrasará las entregas a los clientes.
Aunque ya va siendo hora, la verdad sea dicha, pues ya van unas cuantas ocasiones en las que Boeing o sus proveedores tienen que reconocer deficiencias en el ensamblado de los MAX como por ejemplo con el montaje del mamparo trasero de presión, con el del estabilizador vertical, o con el del timón de dirección, que puede tener pernos sueltos en algunos aviones. Por citar alguno de los problemas del MAX.
Y sí, no es raro que este tipo de cosas pasen con prácticamente cualquier modelo de avión, no sólo con los de Boeing. Pero no hay que olvidar que el MAX fue el protagonista de dos accidentes mortales que lo tuvieron veinte meses en tierra porque Boeing instaló un sistema capaz de tomar el control del avión en ciertas circunstancias sin hablarle de él a las tripulaciones.